BAULÍN, mercader de quincalla y sueños, antihéroe a su pesar, delincuente desastroso y espectador insaciable de Corrales de Comedias, pasa sus días tratando de alcanzar fama, riquezas y gloria emulando.

Fracasando en cada intento, llega, sin fama, riqueza, ni gloria, con medio siglo en sus alforjas, a la conclusión de que su última oportunidad de celebridad es tener una muerte memorable. Con la inestimable colaboración de los espectadores y de su ratoncillo Quevedo, tratará de alcanzar la funesta la gloria deseada.

Llega Baulín, como siempre, tarde. Afilador, mercader, quincallero, vendedor de ungüentos y de exóticos inventos.

Mientras monta su tenderete e intenta vender sus mercancías recorrer su vida, narrador poco fiable, fantasioso vividor, habitante de lo inverosímil, su biografía sembrada de humor negro, desastres y fracasos.

Al tiempo que convierte al público en sus clientes, en los habitantes del festejado municipio de Gorgorito de las Fauces. Invitándoles a colaborar en los preparativos de su memorable muerte áurea.

Un recorrido por paisajes y personajes del Siglo de Oro con aromas a mediterráneo y verbena, con toques de Arrabal, Gila, Sinisterra, Berlanga, Kusturica, de Neorrealismo Italiano y de Buñuel, salpimentado con comedia gestual y dulce humor negro.

Baulín alza su copa, fabricada con una aleación áurea de fascinación y frustración, llena de los vinos de Lope, de Quevedo, de Calderon, de Santa Teresa, de Garcilaso, de Sor Juana Inés…. para brindar por ser el dueño de cada uno de sus fracasos, por haber sentido, recorrido mundo, festejado, temido, amado, tropezado, bailado, sufrido, en definitiva, vivido.